Hacer el Camino de Santiago ha sido una de las mejores experiencias de mi vida. Es toda una aventura y una lección de vida continua. Para aquellos que hayáis decidido hacerlo también (y para los que todavía no se han decidido), os voy a decir 23 consejos para hacer el Camino de Santiago.
No pretendo ser una guía de referencia para planear tu camino, para ello hay muy buenas guías y muy completas. Pero me gustaría darte unos consejos, siempre desde mi punto de vista, aquellos que conocía antes de ir y me vinieron muy bien y otros que aprendí por el camino.
1. Guías del camino
Hablando de guías, empezamos con el primer punto. Las mejores guías que puedes encontrar para tantear y planificar tu camino son la guía de Eroski y la página de Gronze.
Son las más completas, tienen cantidad de información por etapas, de todos los caminos, además de todos los albergues y sus datos de contacto, bares, restaurantes, farmacias,…
En la página de Gronze además indica el precio de los albergues y tienen puntuación según los usuarios. Ambos tienen una parte de recomendaciones/avisos/consejos en cada etapa.
Por otro lado también está la App “Buen Camino” con mucha información también, un poco más básica, pero muy útil para tu día a día. Muy recomendable. Ésta es la que usábamos para buscar albergues y llamar para reservar.
2. No al algodón
Como ya comenté en el post sobre qué llevar en mi mochila al Camino de Santiago, el algodón será tu enemigo en este viaje.
No solo porque al sudar se empapa, sino porque luego cuesta que se seque. Tanto en la ropa que llevas puesta, estar tantas horas con ella mojada no va a ser nada bueno para ti y mucho menos para tus pies. Luego también, cuando la laves en el albergue costará mucho más que se seque. La licra o poliéster serán tus mejores aliados en este caso. Si te fijas, la ropa de los deportistas es de este material.
3. Equipaje ligero
Aunque también lo comenté en el post de «qué llevo en mi mochila«, no puedo dejar de insistir en que viajéis ligeros. Es fácil ir añadiendo cosas que “no pesan” pero que al final todo suma. Y aunque parezca que la mochila no pesa mucho, cuando llevéis 20 kilómetros la mochila ya pesa el doble. Y si hacéis un camino con muchas etapas, más aún.
Si una cosa he aprendido en este camino es que se puede vivir con muy poco, y esa es una gran lección del camino. Con dos/tres mudas y poco más se puede hacer el camino sin problemas. Lo que vayas necesitando se puede comprar por el camino.
4. Calzado currado
Aquí tengo que volver a insistir. El calzado puede ser la parte más importante del camino. Son los que nos van a llevar día tras día a nuestra meta.
En mi caso anduvieron 340 kilómetros y algunos más. Imaginaros si no hubiera tenido un buen calzado… No hubiera llegado ni a la segunda etapa.
5. Entrena algo antes de ir
Aunque no te hará falta un entrenamiento militar, sí es bueno que practiques algo antes de ir. Sobre todo si no haces mucho deporte. Date cuenta que el terreno de allí no va a ser el ideal (no es como andar por tu pueblo o la ciudad en llano) y además vas a llevar peso. Así que al menos entrénate para andar unos 20km diarios… o similar a las etapas que vayas a hacer. Luego allí será más duro.
En especial en el caso del Camino Primitivo, con un perfil que parece un electrocardiograma! Bromas aparte, no es para tanto pero los desniveles son considerables. Lo que añade más dificultad.
¡Pero no con esto quiero desmoralizar ni quitar las ganas! ¡Para nada! Sólo que seamos conscientes de que el esfuerzo va a ser grande y que no solo va a ser un día, sino uno tras otro. Por lo que algo de entrenamiento siempre viene bien.
Si yo lo hice, ¡tú puedes!

6. Efectivo
Lleva siempre efectivo suficiente para, al menos, un par de días completos.
Son pocos los albergues que aceptan pago con tarjeta, y ya ni decir bares/tiendas de pueblo. Quizá en zonas más turísticas como los últimos 100km del camino francés sí haya más facilidades, pero por mi experiencia en el camino primitivo, en muy pocas ocasiones tuve la opción de pagar con tarjeta.
Además, habrá etapas en las que ni veas un cajero. En mi caso, hubo hasta 3 etapas seguidas en las que no vimos un cajero. Hubo gente que tuvo que ingeniárselas para ir al pueblo más próximo a por dinero. Por lo que no pasa nada si llevamos algo de sobra para “emergencias”.
7. Cantimplora siempre
Qué mejor forma de llevar siempre tu agua fresquita. ¡Además de ahorrar plástico y dinero! La podrás rellenar en cualquier parte, incluso en las fuentes naturales del camino. ¡Agua pura, limpia y fresquita!
8. Cuida el camino
Al hilo del consejo anterior, no hace falta que diga que debemos cuidar el camino. Todos queremos encontrárnoslo limpio, bonito y precioso. Recoge todo lo que lleves contigo. Desde una cáscara de plátano a una colilla.
Todos tenemos un bolsillito en alguna parte de la maleta donde acumular la basura para después tirarla en la basura del albergue, bar, contenedor municipal, etc.
9. Reservar privados “porsi” no llegas a los públicos
Si todavía no estáis al tanto, os explico que hay dos tipos de albergues: públicos y privados.
Los públicos son mucho más baratos (5-6€ por cama y noche, a veces incluso por donativo) y el acceso es por orden de llegada. Y los privados valen algo más (10-15€ por cama y noche) que se justifica con alguna comodidad extra como sábanas limpias, enchufe individual, lugar con encanto,… y sí se pueden reservar.
Si en tu camino hay mucha afluencia, ya por ser temporada alta (verano), o por cualquier evento en particular como el día de Santiago (25 de julio), es bueno que reserves en uno privado por si acaso.
Me explico, si tienes dudas de si vas a llegar o no a coger plaza en uno público, puedes reservar en uno privado y si llegas a entrar en el público, cancelas el privado. Es una práctica que no es la más correcta, pero cuando los albergues se están llenando, antes de quedarte en la calle, puedes hacer esto.
Nosotras no solíamos llegar a tiempo para los albergues públicos, por lo que siempre reservábamos en privados. De hecho, un par de veces no lo hicimos confiadas de que llegaríamos a tiempo y nos vimos un poco agobiadas para encontrar sitio. Por suerte, ya que mucha gente hace esto, hubo alguna cancelación en albergues que nos vinieron de perlas para encontrar hueco.

10. Estudiar bien la etapa del día siguiente
Con esto no me refiero a que te lo memorices de cabo a rabo. Sino que el día de antes veas la etapa, el perfil del terreno para saber la pendiente, las cuestas que te esperan,… está bien ir mentalizados.
También para saber cuántos bares vas a encontrar por el camino y organizar tus paradas. A nosotras nos gustaba parar a media mañana para desayunar bien en un bar, pero había días en que el bar estaba a 15 o 20 km, o a veces lo teníamos a 5km y ya después nada. Entonces nos llevábamos más fruta en la mochila o comprábamos algo en el bar para después. Eso depende de cada uno.
Pero saber lo que te vas a encontrar es importante. No pues ir pensando en que ya desayunarás en el primer bar que veas porque puede que esté a 10 o 15 km y sea demasiado para ti.
También es importante planificar la etapa para saber dónde vas a dormir el día siguiente, o al menos las opciones que tienes. En algunos casos tendrás muchas opciones o albergues en cada pueblo pero en el caso del camino primitivo son mucho más escasos. Hay pueblos en los que solo hay dos albergues y el siguiente está a otros 10 o 15km. No querrás tener que andar eso después de los 20-25 que ya llevas. Si ves que hay pocas opciones, hay que reservar.

11. No planificar todo el viaje
Parece totalmente contrario a lo que acabo de decir, pero no quiero que os agobiéis con el punto anterior. No se trata de planificar ya todas las etapas incluso antes de salir, ni mucho menos.
Nunca sabes cómo vas a responder al principio, puede que incluso tengas que aminorar el ritmo algún día o incluso tomarte un día de descanso.
Con ir planificando día a día es suficiente. Si son fechas señaladas y hay mucha afluencia quizá a dos días vista. Pero no más.
Yo fui en julio (temporada alta) y llegaba a dos días del día de Santiago, por lo que en muchas ocasiones se agotaban los albergues. También porque al ser el primitivo estaba más limitado. Pero planeando con un día o dos de antelación no tuve ningún problema.
12. Sellar la credencial dos veces al día en los últimos 100km
Al principio me preocupaba este tema porque los primeros días sólo sellaba en los albergues. Y yo decía… ¡pero si es que no tengo dónde sellar más! ¡No había nada por el camino!
Tranquilidad. Con un sello al día vale, pero en los últimos 100km sí que tienes que poner dos al día mínimo. Aquí ya no te va a ser nada difícil. Hay muchos establecimientos/iglesias por el camino y algunos incluso dejan su sello en la puerta para que te sirvas tú mismo.
Quiero recordar esto porque pidiendo la compostela había un muchacho al lado que le estaban poniendo muchas pegas por esto. Y el pobre venía desde Roncesvalles. Me parece absurdo que se dude de una persona por eso pero si son las normas… hay que cumplirlas.
13. Disfrutar del camino
¡Disfruta! Es fácil caer en la rutina y en la agonía de levantarse temprano para llegar pronto al destino y ¡coger sitio!
El camino es disfrutar de él, ¡no es llegar el primero! ¡No es una carrera! Y a veces es fácil olvidarlo.
Si ya has reservado tu albergue, ¿para qué vas a correr? Es una de las grandes ventajas de los albergues privados, que te dan libertad. Yo los prefiero infinitamente, aunque me cuesten el doble.
Vale, si vas con presupuesto ajustado no es lo ideal, pero si no estás en muy buena forma, es lo que te va a tocar. Sobre todo si vas en temporada alta.

14. Come bien
Aquí me sale la faceta de madre (aunque no lo sea). Comer bien es fundamental, todo ese desgaste físico y mental hay que recompensarlo. En prácticamente todos los sitios verás el famoso “menú del peregrino” que incluye dos platos y postre (de bebida es agua normalmente) por unos 10-12€. Suelen estar bastante buenos y bastante generosos de cantidad.
Para la cena puedes volver a optar por menú otra vez o tomar unos pinchos, comprar algo en el supermercado para compensar el gasto del mediodía,… aquí ya cada uno.

15. No subestimes el camino
Uno de mis grandes fallos fue subestimar el camino. Y además caí en el fallo de novato más básico que hay. La regla de tres de pensar: “si en mi casa ando 20km en 4 horas y tengo que hacer 25km, en 5 horas estoy en mi destino”.
Nada más lejos de la realidad.
En tu casa (me refiero a en tu ciudad) andas días alternos seguramente, en llano, cuando el sol no pega, y sin peso a tu espalda. La realidad del camino es bien diferente. Sobre todo en el Camino Primitivo, la diferencia es abismal.
De 25km que tengas que hacer en el día, fácilmente 15 o 20 km serán de bastante pendiente, hacia arriba o hacia abajo. Además el terreno muchas veces tiene piedras sueltas, barro, etc. lo que ralentiza aún más. Y si además añadimos peso a la espalda…
En mi caso pasé de andar 5km en una hora en mi pueblo, a andar 5km en dos horas por el camino!
Por supuesto tengo que aclarar que yo no hago deporte desde hace mucho tiempo, pero sí que entrené un mes antes andando 15-20km diarios, lo cual pensé que se asemejaba al camino, y no pude estar más equivocada.
Oye, que no quiero desmoralizarte! Que si yo pude, tú también puedes! Pero no caigas en el mismo error. No subestimes el camino.
16. Cuida tu mente
Al hilo del anterior consejo, tanto se debe cuidar tu cuerpo como tu mente. La mente lo puede todo. Y si tú piensas que puedes, ¡lo harás!
Habrá días de desmotivación, de cansancio,… pero no debes dejar que te afecte. Rodéate de buena gente, tómate algo con los amigos (o solo), haz algo que te motive. No dejes de creer en ti porque ¡tú puedes!
Yo tuve varios momentos de bajón, y se notan físicamente. Pero en el momento en el que dices… ¡por mí que lo hago! ¡Lo haces! Aunque sea con la rodilla hinchada y con dolor en cada paso. La mente es muy poderosa.
17. Hielo y pomada
Para los no deportistas como yo, que no conocemos nuestro cuerpo/músculos tan bien como otros. Quizá sea una ignorante por explicar esto, pero yo estas cosas no las sabía antes.
Si llegas con molestias al final de tu etapa, normalmente se suele poner hielo para bajar o evitar la inflamación. Y casi todos terminamos comprándonos alguna crema tipo muscular para ayudar a estas molestias.
Yo fui la primera en empezar a usarlos y poco después la mitad de nosotros lo hacíamos. Hielo y crema. Ojalá alguien me hubiera dado antes este consejo para hacer el Camino de Santiago.
Por supuesto, no soy médico ni fisioterapeuta, sólo doy mi experiencia del camino.
Yo incluso llegué a visitar al fisioterapeuta en una ocasión, porque no me bajaba la hinchazón ni el dolor. Y aunque me ayudó mucho, tuve que sobrellevarlo el resto del camino usando hielo, crema y una rodillera.
Y si tienes caídas, golpes o algún movimiento brusco, aquí sí que deberías visitar un médico o fisio porque puede haber daños más graves.
En este punto añadiré otro consejo, estira muy bien cuando llegues a destino! Es muy importante para que son se sobrecarguen tanto los músculos.
18. Relaciónate
El camino es uno de los mejores viajes donde conocer gente. Muchos vamos solos y nos unimos rápidamente. Es un lugar en el que es muy fácil interactuar. Todos vamos a lo mismo, con el mínimo a cuestas, en las mismas condiciones,… es fácil conectar con gente que en la vida real no tendrías ninguna relación.
Porque vayas con tus amigos, pareja, amigos,… no dejes de relacionarte. Me daba mucha pena cuando veía parejas que apenas se relacionaban. Puedes decidir caminar solo, eso es totalmente respetable, pero no hace daño preguntar a alguien de dónde es, de dónde viene andando, a dónde quiere llegar ese día,… Puede que le alegres el día a alguien, todos necesitamos ánimos de vez en cuando, y además todos tienen cosas que aportarnos y siempre podemos aprender algo nuevo de alguien. Es una experiencia que hay que compartir.
Yo nunca olvidaré a mi gente del camino. Hemos hecho muy buenas migas, hemos compartido risa y llanto, hemos compartido madrugones de infarto, duchas mugrientas, hambre, cervecitas, dolor, alegría,… ellos eran mi motor para seguir.

19. Desea siempre ¡Buen Camino!
Esto es como el agua, no se le niega a nadie. Aunque pasen a tu lado y no te digan nada, díselo tú. Hay muchos extranjeros que no se atreven a decirlo porque no dominan la lengua, pero tienes que mantener vivo ¡el espíritu del camino!
Esto no es que sea un consejo para hacer el Camino de Santiago, pero me gusta hacer incapié. Es parte del encanto del camino.
20. Ayuda a los guiris (y a los no guiris también)
Aunque al principio me asombré de ver más extranjeros que españoles en el camino, luego ya no los veía como tal, eran otros más.
Pero con el tiempo fui viendo varias situaciones con las que ellos tenían que lidiar y nosotros no. Lo cual me parecía injusto.
Una de ellas era que no podían reservar albergue (no siempre) porque llamaban pero el encargado no hablaba inglés y no les hacía la reserva. A mi forma de ver no hay mucho que entender, y los extranjeros con dos frases mal habladas ya podían defenderse. Pero a veces me daba la impresión de que no les querían ayudar, no querían esforzarse en hablar inglés. En más de una ocasión me ofrecí a reservarles yo el albergue y fueron increíblemente agradecidos conmigo. Con ese simple gesto les puedes ayudar mucho.
Otra cuestión que curiosamente leí en un libro que encontré en un albergue, “el camino” se llamaba. Narraba el camino de un personaje extranjero con sus pros y sus contras. Y allí leí cómo alguien echaba la bronca al personaje por entrar en un bar sin decir “buenos días” (en español). Yo me extrañé, pero el último día lo viví en mis carnes. La escena fue super desagradable y no pude aguantarme el decirle algo al dueño y luego salir a decir al muchacho que no le prestara atención, que había sido un mal educado, etc.
El resumen es muy fácil, ¿te gustaría verte en su mismo pellejo? Ayúdalos, aquí todos somos iguales.
21. Cámbiate los calcetines a mitad de camino
Algo que en principio chocaría es algo muy útil. Aunque llevemos calcetines de poliéster o lo que sea, siempre algo se moja con el sudor. Más aún si te entra algo de humedad por charcos, barro o lluvia.
Cuando pares a mitad de camino, o en cualquiera de tus descansos, quítate las botas, quítate los calcetines, masajéate los pies, airéalos, y luego cámbiate el calcetín.
Yo lo notaba mucho.
22. Llora en la plaza del Obradoiro
No hay nada como descargar todas tus penas en la plaza del Obradoiro. Si ha sido un año difícil para ti, si ha sido un camino duro, si llevas una mochila de sentimientos a cuestas, es hora de descargar ese peso.
Una idea que me dio mi amiga Cris es entrar en la plaza mirando al suelo, ir hacia el centro y levantar la vista. Ese momento es mágico.
Yo soy una llorona y necesitaba disfrutar a solas de este momento, por lo que pedí a mis amigos que me dieran espacio, luego me reuniría con ellos. Y no me arrepiento. Es algo totalmente entendible.
Cuando ya estés más tranquilo puedes ir a buscarlos y celebrarlo con ellos.

23. No vayas corriendo a por la credencial
Disfruta del momento, hazte mil fotos, manda a tu mochila a tomar viento, tírate en el suelo a contemplar la Catedral de Santiago. Disfruta de tu momento.
Ya luego irás a por la credencial, si total, ¡cola va a haber siempre!
Si has llegado hasta aquí, espero que te sirvan mis consejos para hacer el Camino de Santiago, que lejos de quitarte las ganas te hayan entrado aún más. Deja en comentarios si sabes algún consejo más o si tienes alguna duda y
¡Buen Camino!